De las infancias vulneradas

Es importante tomar en consideración que las infancias deben ser reconocidas y respetadas con autonomía de derechos, capacidad de toma de decisiones y emitir sus opiniones, ya que en la actualidad se piensa que las infancias deben estar subrogadas y supeditadas a lo que dicte el mundo de los adultos, sin importar la dignidad de las niñas, niños,  y adolescentes, esto debido a que en el sistema patriarcal se concibe a las infancias como objetos, propiedad de los adultos y no son tomados en consideración.

En el caso de la serie llamada “Atleta A” que se puede encontrar en la plataforma de Netflix,  las atletas no son escuchadas, que el maltrato en diferentes formas y niveles se hace como una costumbre, ellas soportan los malos tratos y las violaciones debido a que piensan que eso es parte de su formación, incluso en el campamento, alejado de toda comunicación con sus padres, es una forma de perpetrar esos abusos, ahí nadie las escucha literalmente, y cuando comienzan a cuestionarse si eso es algo correcto, porque obvio, no se sienten cómodas con lo que sucede, se prefiere hacer oídos sordos y no hacerse cargo del problema, porque además de todo están involucrados diferentes esferas económicas, políticas, y sociales, y que de hecho, eso es una parte importante del problema con las violencias ejercidas hacia las infancias, al creer que pertenecen a los adultos, no se les escucha y se les anula, estando en un grave error, ya que las niñas, niños,  y adolescentes tienen todo el deber de cuidado y protección.

Mencionando otro caso de abuso a menores, podemos mencionar a Jeffrey Edward Epstein, un magnate involucrado con diversos personajes en todos los niveles, y que incluso crean redes de trata de personas para diferentes fines, en este caso tiene qué ver con delitos sexuales, que involucran a diversos personajes de la vida pública, pero también privada, que se creen que por tener el poder económico pueden acceder a vejar y violentar a la niñez.

Volvemos a la misma cuestión donde en muchas de las ocasiones incluso la sociedad hace caso omiso a lo que acontece con la niñez, muchas veces la complicidad de las demás personas también ejerce un daño irreparable, que eso permite que se siga ejerciendo la violencia durante mucho tiempo más, en vez de pararla, detenerla, alzar la voz y denunciarla ante las autoridades competentes.

El daño que se les provoca a la niñez es de diversa magnitud, ya que cada persona cuenta con diversas herramientas psíquicas y emocionales, y de ello dependerá la forma en cómo manejen la violencia que les fue infringida para su superación en la vida adulta, porque el daño es muy fuerte, y en muchas ocasiones ese adulto ejercerá la misma violencia que le ejercieron en su infancia, con la errónea idea de que así lo educaron y eso está bien reproducir en las próximas generaciones. Pero afortunadamente en la época actual, me parece que todos debemos ser parte se ese cambio de paradigma patriarcal, y no seguir fomentando el machismo, ni las creencias erróneas de que está bien el maltrato a la dignidad de las infancias, donde en el año 2021 se publicó un decreto que prohíbe el castigo corporal y humillante a la niñez, y no se piense que los malos tratos forman parte de la educación porque eso no es así.

En la actualidad existen no solo en la cultura mexicana, con toda su idiosincrasia la cuestión de los usos y costumbres en muchos lugares, no solo en zonas rurales, sino también en ciudades, se ejercen diversos tipos de violencias a las infancias, es decir, que la cuestión de atentar contra la dignidad de las niñas, niños y adolescentes puede ser ejercido independientemente del nivel socioeconómico, cultural, político, religioso, étnico al que se pertenezca, ya que el pensamiento que se tiene es que las infancias pueden ser vejadas y maltratadas.

Estoy a favor de redignificar y resignificar a las infancias, fomentar y velar por su bienestar en diferentes ámbitos, y desmitificar los pensamientos y formas de educación arcaica y antigua que tomaban a las niñas, niños, y adolescentes como objeto sin derecho a opinión.

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