Georgina Aguillón del Real Psicología

La coacción e intimidación como modos de violencia familiar

Es importante retomar lo que se ha trabajado en los dos anteriores artículos de la Revista Edicta, donde se han abordado los conceptos de manipulación y condicionamiento como formas de violencia familiar, ya que este artículo se relaciona con esos temas fundamentales, como un modo de explicar las formas en cómo se pueden presentar los diferentes tipo de violencia familiar. En este caso nos enfocaremos en el tema de la coacción y la intimidación, como otros modos de violencia.

La manipulación condicionada, es una forma de coacción e intimidación, que se puede ejercer en contra de cualquier miembro del vínculo familiar.

 COACCIÓN.

La coacción se puede definir como la fuerza o violencia que se ejerce hacia alguien para obligarlo a que diga algo o ejecute una conducta o comportamiento no voluntario y/o deseado. Dicha fuerza o violencia puede ser de expresión diversa, como la física, la psíquica, la moral o bien puede darse una mezcla que combine todas ellas, utilizando como vía de realización la manipulación y el condicionamiento para lograr sus fines. La coacción inhibe la voluntad de las personas y va en contra de la dignidad de la persona humana en sus expresión axiológica, su sano desarrollo en cualquier etapa de su vida y claro está del libre desarrollo de la personalidad, por lo que también puede ser considerada una acción de vejación, trato cruel, inhumano y degradante de consecuencias y secuelas graves para quien la sufre, en las esferas cognitivas, autovalorativas y de autoestima que impiden el sano desarrollo físico y psíquico de quien la padece.

Cuando la coacción se ejerce en la etapa infantil y se instrumentaliza por medio de la manipulación y condicionamiento tiene efectos irreversibles y patológicos que producen un daño en el aparato o conformación psíquica del menor, si ésta se produce antes de los doce años de edad sus secuelas pueden ser de graves perturbaciones en el desarrollo de la personalidad de ese o esa menor, pues reiteramos; las alteraciones que ésta condición de coacción ejerce en esferas y dimensiones autocognitivas, autovalorativas y de autoestima en la niñez.

INTIMIDACIÓN COMO VIOLENCIA Y DAÑO PSICOLÓGICO.

La violencia familiar ha representado en los últimos años un fenómeno con graves repercusiones en la salud física y mental de las personas que son víctimas de éste problema, existen diversas concepciones de violencia psicológica,  una de ellas corresponde específicamente a los daños psíquicos y emocionales que son consecuencias de quien sufre la violencia psicológica a través de la intimidación,  para llegar al nexo causal de tales secuelas se utiliza como estrategia la psicología del testimonio, sobre todo cuando ésta forma de violencia es ejercida en menores de edad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define este tipo de violencia (Ver Krug, Dahlberg, Mercy, Zwi y Lozano, 2003) como “el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daño psicológico, trastorno del desarrollo o privaciones.” (Sic).

En este marco, se define la violencia familiar (Cantera, 2002) como “un comportamiento consciente e intencional que, por acción o inhibición, causa a otro miembro de la familia un daño físico, psíquico, jurídico, social, económico, moral o personal en general”. (Sic).

La violencia psicológica se considera un tipo de violencia familiar que evidentemente puede variar de una situación a otra, pero que inevitablemente provoca numerosas secuelas en el área emocional de quien la sufre, siendo mucho más negativo el efecto en personas menores de edad y sobre todo cuando las víctimas están en  pleno desarrollo de su primera infancia considerada ésta hasta antes de los 12 años de edad, pues éste tipo de violencia en particular se enfoca en el control sobre la víctima.

La violencia psicológica o psíquica es inherente a la violencia física o puede ser el anuncio o la ante sala de la misma, es por ello que la intimidación, representa una forma de maltrato relacionado con un conjunto heterogéneo de actitudes y comportamientos en los cuales se produce una forma de agresión psicológica,  utilizando las palabras, las gesticulaciones, las señas corporales, las miradas fijas amenazantes a fin de conseguir el control, la dominación, minando la autonomía, la autovaloración, la autoestima, la dignidad de la víctima produciendo un proceso de temor, desconfianza, desvalorización y sufrimiento.

La violencia psicológica actúa desde la necesidad y la demostración de poder por parte del agresor(a). Se busca la dominación y sumisión mediante presiones emocionales que también pueden considerarse los “chantajes emocionales” disfrazados de un falso afecto por lo que éste tipo de violencia en un primer momento puede resultar “invisible” pero que aun así causa en la víctima trastornos psicológicos, desestructuración psíquica, agravar o causar enfermedades físicas e incluso provocar el suicidio.

En todos los casos es una conducta que causa un perjuicio a la víctima, siendo el tipo de agresión más frecuente en los contextos de malos tratos y degradantes en el ámbito doméstico, aunque pueda estar oculta o disimulada bajo patrones, modelos culturales y sociales que la invisibilizan.

Como principales manifestaciones de la violencia psicológica, según diversos autores podemos clasificar diferentes conductas violentas habituales en las situaciones de intimidación, malos tratos y degradantes:

Abuso verbal: Rebajar, insultar, ridiculizar, humillar, utilizar juegos mentales e ironías para confundir, poner en tela de juicio la comprensión o el entendimiento de la víctima.

Intimidación: Asustar con miradas, gestos o gritos. Arrojar objetos o romperlos. Cambios bruscos y desconcertantes del ánimo del agresor(a), así como irritabilidad por cosas mínimas, manteniendo a la víctima en un estado de alerta permanente.

Amenazas: De herir, golpear, dañar físicamente, amenazar con irse, con no volver a verse o correr de la casa.

Desprecio y abuso emocional: Tratar al otro(a) como inferior, tomar decisiones importantes sin tomar en cuenta la opinión de la otra persona.

ALGUNAS CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE LA VIOLENCIA EN CASOS DE INTIMIDACIÓN, AMENAZAS, MALOS TRATOS Y DENIGRANTES.

  • Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)
  • Depresión
  • Trastornos de la Alimentación
  • Alteraciones del sueño
  • Problemas psicosomáticos
  • Baja Autoestima
  • Aislamiento/Inadaptación
  • Alteraciones Cognitivas
  •  Afectación en las etapas psicosociales propuestas por Erik Erikson, en específico la Confianza Vs. Desconfianza; Autonomía Vs. Vergüenza y duda; Iniciativa Vs. Culpa e Industria Vs. Inferioridad.
  •  Afectación en el libre desarrollo de la personalidad y la dignidad humana.
  •  Afectación en la esfera autocognitiva y autovalorativa que integran la autonomía de las personas.

NEXO CAUSAL.

“Una vez que se presume la existencia y manifestación de violencia psicológica, se procederá a establecer el nexo causal entre dicha violencia y la afectación o daño psíquico producto de la misma, utilizando la misma metodología diagnóstica que para cualquier otro cuadro psicopatológico. Se considerará una dimensión clínica-diagnóstica, una dimensión psicopatológica (insistiendo y valorando tanto el proceso como el desarrollo), una dimensión vincular (estableciendo el nexo causal entre la situación de intimidación, maltrato etc. y las consecuencias psicológicas), una dimensión que algunos autores llaman “práxica”  (que se refiere a cualidades, habilidades y aptitudes mentales de la víctima,  y a su conservación,  disminución o pérdida), y una dimensión cronológica o temporal en la que se pretende determinar la transitoriedad o cronicidad de las secuelas o trastornos psicológicos diagnosticados”. (Cantera, L. Maltrato infantil y violencia familiar, de la ocultación a la prevención. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en El Salvador.)

Para poder establecer que se ha existido violencia familiar en sus modos de manipulación, condicionamiento, coacción e intimidación se debe llevar a cabo todo un análisis completo, riguroso y apegado al método científico, para determinar en primer lugar qué miembro de la familia ha ejercido esos tipos de violencia familiar, y en segundo lugar identificar en la víctima de violencia cómo ha afectado sus etapas del psicodesarrollo, su normal desarrollo psicosexual, su libre desarrollo de la personalidad y su dignidad humana, ya que las consecuencias psíquicas, emocionales y afectivas de la víctima se pueden ir presentado a los largo del tiempo, y no existe una temporalidad cronológica tajante para determinar el daño ocasionado por estos modos de violencia familiar, ya que al afectarse diferentes esferas de la persona sus consecuencias, síntomas y desarrollo se podrán presentar por largo tiempo, incluso en el caso de menores de edad pueden continuar hasta la edad adulta. Por ello es imprescindible que la violencia familiar se detenga, y ambas partes (el activo y pasivo) acudan a análisis, psicoanálisis o terapia psicológica, para de algún modo poder reestablecer su salud psíquica, ya que los estragos que afectan a ambas partes pueden afectar incluso a otras generaciones posteriores, y que la violencia familiar se siga perpetrando incluso en generaciones posteriores, ya que es frecuente que al momento de formar un núcleo familiar, los miembros de esa nueva familiar nada sepan de sus propios traumas, daños o afectaciones psíquicas ocasionadas por sus vínculos familiares primarios, y al formar estas nuevas familiar sigan arrastrando sus problemas, afectaciones que les fueron ocasionados desde la infancia, y se reeditan en sus nuevos vínculos familiares.

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